Inspiramos a nuestra audiencia por medio de una experiencia persuasiva cargada de significados relevantes.

A lo largo de este proceso nos hemos preparado rigurosamente para entregar un experiencia relevante para nuestra audiencia. Gracias a los esfuerzos invertidos en la planeación, creación y preparación nuestra presentación se convierte en un poderoso instrumento para persuadir con nuestras ideas. Sólo resta salir al escenario y contagiar al público con nuestro mensaje.

A continuación entregamos unos consejos finales que contribuirán a mejorar el desempeño del presentador durante la experiencia:

Creerse el cuento:
Confiar en lo que estamos diciendo es vital para que la audiencia reciba y adopte nuestro punto de vista. Se debe recordar que al actuar de forma auténtica ante el público, este nos retribuye con su atención.

La primera impresión:
La experiencia persuasiva inicia con el primer contacto con la audiencia. La primera impresión debe ser planeada y ensayada cuidadosamente para causar una reacción positiva en el público, ya que de esta depende en gran medida la totalidad de nuestra presentación.

Manejar los nervios:

Es natural tensionarse antes de la presentación, pero no se podemos permitir que los nervios tomen el control. Convertir esta sensación en la energía que necesitamos para transmitir nuestro mensaje.

Respirar lentamente, tomarse el tiempo necesario para comunicar cada idea y hacer pausas, ayuda a controlar la tensión y permite al público reflexionar sobre nuestros mensajes.

No vender, inspirar:
Debemos recordar que la persuasión busca inspirar y compartir ideas significativas con el público para que este cree sus propias opiniones, tome decisiones informadas e impulse transformaciones. Para lograrlo se debe tener una buena disposición con la audiencia y crear un ambiente que fomente la recepción y creación de ideas.